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Fe en primera línea: Trabajadores de la salud
Está enfocado en el papel vital que cumple la fe en la estabilidad emocional de los profesionales de la salud.

Muchos trabajadores de la salud se han sentido como víctimas vivas de la pandemia. Imelda Flores, de Springdale, ha trabajado veinte años como enfermera, pero sentía un gran cambio cuando empezó la pandemia de COVID19. “Siempre disfrutaba de mi trabajo— relata Imelda—pero de repente sentí emociones negativas como el miedo, el estrés, y la frustración”.
Ella se preocupaba no solo por su propia familia, pero también por sus pacientes y los familiares de ellos. Imelda dijo, “Antes había esperanza. Si alguien sufre un ataque de corazón, siempre había esperanza que pueda recuperarse. Pero con estos pacientes (los con COVID), no había remedio”. Le dolía ver a muchas familias despedirse de sus familiares desde una ventana o una videollamada. Imelda cuenta, “Ellos estaban destrozados y ni podían abrazarlos”. Peor aún, los pacientes en sus últimos momentos, “no vieron la cara de una enfermera” compasiva, “solamente un par de ojos en medio de un equipaje de protección”, se lamentó.
Todo eso le provocó síntomas de depresión. Imelda explica, “Uno anda corriendo sin parar, pero tarde o temprano los efectos le alcanzan. Yo no podía ni hacer cosas sencillas, como barrer, sin echarme a llorar de la nada”. Pero ella está convencida de que su fe le ayudó a sobrellevar la situación.
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Mientras manejaba al trabajo siempre escuchaba canciones sobre Dios y sus cualidades en el sitio jw.org. Le recordaban que Dios le apoyaría pase lo que pase. También, apreciaba el apoyo de compañeros Testigos de Jehová. Una de ellas trabajó con Imelda en el mismo hospital de cuidados paliativos. Ella dijo, “Aunque no siempre nos tocaba la misma jornada, cuando veía su nombre y el mío en el mismo horario sentía un gran alivio. Fue como un regalo de Dios. Siempre que nos encontramos, hablábamos de textos animadores o cosas nuevas que habíamos visto en jw.org”. Ella aprecia también el apoyo de su esposo. Cuando se sentía abrumada, “Mi esposo me abrazaba y hacíamos una oración juntos. Eso me tranquilizaba”. Imelda se siente muy agradecida por tener todo este apoyo espiritual.
Mas que todo, reflexionar en las promesas de la Biblia le fortaleció durante los momentos difíciles. Saber que Dios va a desbaratar todo el sufrimiento y daño causado por esta pandemia le dio paz. “Sé que todo lo que estamos viendo es temporal. Solo tenemos que aguantar hasta que llegue ese día”, expresó.
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En el año que ha seguido, este enfoque espiritual la ha ayudado a ella y a otros trabajadores médicos de primera línea de su comunidad religiosa a combatir el desgaste mental y emocional provocado por esta pandemia.
“Lo que los trabajadores de la salud están experimentando es similar a una guerra civil”, dijo el doctor Andrew J. Smith, director del Programa de Traumatología Ocupacional de la Universidad de Utah, del Instituto de Salud Mental Huntsman, en un comunicado de prensa de su institución.
Según un estudio realizado por el equipo del doctor Smith, más de la mitad de los médicos, del personal de enfermería y de los socorristas que atienden a pacientes de COVID-19 podrían sufrir uno o más problemas de salud mental, entre ellos el estrés traumático agudo, la depresión y la ansiedad.
Así le sucedió a Josie Rodas, enfermera de un servicio de emergencias de Long Island (Nueva York). En el primer brote de la pandemia, sintió cernirse sobre ella las oscuras sombras de la depresión.
Josie trabajaba en la planta de su hospital donde se atendían los casos de COVID. Sudando profusamente bajo su equipo de protección personal y a menudo sin tiempo para comer, corría a ayudar a un paciente tras otro. La muerte aún ganaba la batalla casi todos los días. Abrumados por la presión, algunos de sus compañeros abandonaron sus puestos de trabajo. De vuelta en casa dormía sola, por miedo a estar infectada sin síntomas y quizás contagiar a su esposo. “Me sentía hundida”, confesó.
Entonces su madre, que vive sola, contrajo el virus. Desesperada por ayudarla, pero con la necesidad de mantenerse a salvo, Josie observaba constantemente, gracias a una conexión remota por cámara, que el pecho de su madre siguiera subiendo y bajando, para cerciorarse de que todavía respiraba.
A pesar de que le dejaba las comidas y la llamaba durante el día, se sentía impotente. “Cuidaba a aquellos pacientes en mi trabajo, pero no podía cuidar a mi propia madre —se lamentó—. Eso fue desgarrador”.
Pero los integrantes de la congregación de testigos de Jehová de Josie se pusieron manos a la obra. Le enviaron mensajes de texto y tarjetas, y la llamaron por teléfono, FaceTime y Zoom animándola a no rendirse. Un amigo le dijo: “Habla con Dios, él te ayudará”.
Con ese estímulo, se sintió aliviada y siguió adorando a Dios con ellos regularmente en línea, se unió por Zoom a grupos para el ministerio e intensificó sus oraciones.
Josie reconoció: “Si no tuviera esta compañía espiritual por medios virtuales, ¿quién sabe? Los índices de depresión que esta situación ha provocado son horribles. Escuchas historias de otras personas que no se recuperan. Reconforta saber que hay quienes se preocupan por ti como persona”.
Las asociaciones psicológicas y psiquiátricas estadounidenses, si bien no defienden ni respaldan a ninguna religión en particular, sí reconocen que la espiritualidad y la fe religiosa contribuyen a hacer frente a la angustia y los traumas.
El doctor Lawrence Onoda, psicólogo clínico en Mission Hills (California), señaló varias formas en que la espiritualidad ayuda, como proporcionar “una esperanza y una razón para vivir, consuelo al pedir respuestas y fuerzas a un poder superior, y una experiencia compartida de apoyo y sentido de comunidad”.
Llenar el “tanque” espiritual ha ayudado a contrarrestar el cansancio emocional de atender a los pacientes durante la pandemia, dice Adrian Barnes, un paramédico de helicóptero con sede en Sacramento (California).
Durante su viaje diario de una hora de ida y vuelta al trabajo, escucha canciones religiosas animadoras y grabaciones de las Escrituras en JW Library, una aplicación gratuita de los testigos de Jehová para Android e iOS, cuyo contenido está también disponible en jw.org. “Eso me mantiene concentrado y tranquilo —señala—. Es como si Dios me hablara en el camino al trabajo y de regreso”.
En sus turnos de 24 horas ve dolor, sufrimiento y desesperanza. “Puede ser emocionalmente agotador”, reconoce.
Este paramédico recuerda que, cuando llegó a un centro para transportar a una paciente de COVID-19, la vio a ella y a los demás pacientes acostados boca abajo en sus camas de la UCI a fin de reducir la presión sobre los pulmones. En ese momento surrealista, al escuchar el flujo intermitente de aire presurizado de más de una docena de ventiladores, se dio cuenta de la brutalidad despiadada de la pandemia.
“Aquello me abrió los ojos —dijo—. Solo puedo hacer lo mejor que puedo. Llega un momento en que tienes que buscar ayuda de alguien más grande, y ese es Dios".
(Para más información sobre cómo obtener consuelo de las Santas Escrituras, visite https://www.jw.org/es/enseñanzas-bíblicas/felicidad-paz-interior/esperanza-real-manana-mejorpromesas-biblia/)